El primer ministro islandés, la primera víctima de los "papeles de Panamá"
Dimitió dos días después de difundirse las filtraciones que le vinculan a una empresa en un paraíso fiscal.
El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson, se convirtió hoy en la primera víctima de los llamados "papeles de Panamá", al presentar la dimisión dos días después de difundirse las filtraciones que le vinculan a una empresa en un paraíso fiscal.
De 41 años y en el poder desde 2013, el jefe de Gobierno renunció al cargo en una reunión interna de la formación que preside, el Partido Progresista, y en medio de fuertes presiones tanto desde la oposición como de la calle.
Gunnlaugsson, quien aún ayer expresó su determinación de seguir al frente del gobierno, había pedido unas horas antes al presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson, la disolución del Parlamento.
El jefe del Estado había dejado en suspenso esa petición, por considerar que primero debía abordar lo ocurrido con su socio de coalición, el Partido de la Independencia, cuyo líder y ministro de Finanzas, Bjarni Benediktsson, también aparece en los denominados "papeles de Panamá".
Gunnlaugssonn pretende seguir como líder de su formación, que ha propuesto para el puesto de primer ministro al actual titular de Agricultura y vicepresidente del partido, Sigurour Ingi Jóhansson.
Esta suerte de "solución express" sigue a las fuertes presiones sobre el jefe del Gobierno, quien llegó al cargo tras convertirse su formación en vencedora moral de las comicios de 2013, gracias a un espectacular ascenso y pese a que la fuerza más votada había sido el Partido de la Independencia.
La filtración de los "papeles de Panamá", difundidas el domingo por diversos medios y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés), han dejado en suspenso lo que había sido una meteórica carrera.
Ya ayer la oposición en bloque -socialdemócratas, Izquierda Verde, Piratas y Futuro Brillante- había formalizado la petición de un voto de censura, mientras 23.000 ciudadanos secundaron una llamada en las redes sociales exigiendo su dimisión.
A esa situación siguió una manifestación de más de 10.000 personas por el centro de Reikiavik con pancartas reclamando su dimisión, lo que recordó las marchas de los islandeses en 2008, cuando la gran banca del país quedó de pronto en quiebra.
Ambas reacciones -la de la oposición y la ciudadana- reflejan el estado de opinión de un país que aún tiene muy presente esa crisis, a la que de algún modo está vinculada la empresa radicada en las Islas Vírgenes Británicas con la que se relaciona ahora al primer ministro saliente y su esposa.
Según los "papeles de Panamá", Gunnlaugsson y su esposa, Sigurlaug Pálsdóttir, eran dueños de una sociedad en ese paraíso fiscal llamada Wintris.
Ahí depositaron casi 4 millones de dólares en bonos en los tres principales bancos islandeses, que se hundieron en la crisis de 2008.
Gunnlaugsson entró en el Parlamento islandés en 2009 y a finales de ese año vendió su 50 % de participación en Wintris a su esposa por un dólar.
El primer ministro sostuvo inmediatamente después de estallar el escándalo de los "papeles de Panamá" que en ningún momento ni él ni su mujer hicieron uso de esa firma para evitar pagar impuestos en Islandia.
Esas explicaciones no le han servido para amortiguar el estallido de la crisis, en mitad de una legislatura que arrancó unos años después del colapso económico del país.
Gunnlaugsson, crecido en el seno de una familia adinerada, lo mismo que su esposa Anna, se propone mantener ahora el liderazgo de la formación liberal a cuya jefatura accedió en 2009.
Desde esta posición sucedió como primer ministro a la socialdemócrata Jóhanna Sigurðardóttir, cuyo mandato había quedado maltrecho por la crisis y frente a la que el líder del Partido Progresista se presentaba como una alternativa joven y vigorosa.
Los "papeles de Panamá" han hecho ahora de Islandia el país del primer líder caído en un escándalo que afecta a personalidades de los más diversos ámbitos y extendido a medio planeta.
EFE